
Tremendo partido el vivido ayer en el Vicente Calderón.
La historia comienza con una descontrolada entrada de Perea al jugador del Español, chica. Digo descontrolada, por que no se puede entrar de la manera que lo hizo. En cualquier caso, yo estaba cerca de donde sucedió la jugada y el arbitro ni se inmutó, es más, dejo continuar la jugada en la que el Atletico de Madrid se lanzaba a la contra, pero transcurridos 20 segundos y ante los alaridos del jugador del Español decidió parar el encuentro y fué a ver que le ocurría. Ni corto ni perezoso y aunque ya habían transcurridos varios segundos de más, al ver la sangre del jugador rumano, decidió sacar tarjeta roja al defensa rojiblanco Perea, ante la incredulidad de todo el mundo, ya que el partido había continuado por que el había querido. El resto de minutos, pues eso, un penalti tonto de Pernía, y otro gol en contra ponían las cosas muy feas al descanso, 0-2 y con uno menos. Mi primera reacción fué pensar, si en 15 minutos no han metido un gol y se ha puesto esto interesante pues a casita. El caso es que el Atleti salió como un ejercito de Espartanos! parecía que el conjunto rojiblanco estaba formado por 15 gladiadores y el Español por 7 u 8. Tanto ataque dio sus frutos, Forlán desde su casa mandó un misil ante el que nada pudo hacer Kameni, acto seguido igualó el partido Agüero, posteriormente se sucederían una serie de ocasiones con algun tiro al palo incluído (Heitinga), el Calderón era una caldera hirviendo, la gente estaba contagiada, solo quedaba un poquito y cuando parecía que el partido quedaría en tablas, apareció el uruguayo Forlan para subir el 3 a 2 en el marcador, corría el minuto 93 y el estadio estalló de jubilo. Otra noche mágica, otra remontada épica.
Cuando mis hijos me pregunten: papa por que somos del atleti, le diré, por noches como esta hijo.